jueves, 28 de enero de 2016

SÉPTIMA JORNADA NARRACIÓN PRIMERA (MODERNIZADA)


A mi me hubiera gustado que hubieses escogido a otro para contar la historia, pero si quieres que la cuente yo, de acuerdo. Amigas os voy a contar una historia de la que aprenderéis algo que os servirá en un futuro.

Hubo una vez en Madrid un vendedor de electrodomésticos llamado Juan, el cual era un tanto corto y supersticioso. Él tenía una mujer preciosa llamada cristina, la cuál estaba enamorada de Álvaro, un joven que vivía en la calle de enfrente. Ambos se querían, y aprovechando  que muchas veces Juan se quedaba en su tienda toda la noche, idearon un plan para que Álvaro  pudiese ir a la casa de Cristina y así poder cenar y dormir con ella: enfrente de la casa de Cristina había una papelera la cual tenía una tapa era un poco defectuosa y dura de abrir y de cerrar, si la tapa estaba abierta significaba que no estaba Juan en casa y Álvaro podía pasar la noche allí, si estaba cerrada significaba que Juan estaba en casa. Además, como la tapa era muy dura era difícil que se cerrara por accidente o que alguien se molestase en cerrarla.
 El plan funcionó varias veces, además era menos probable que Juan les pillara de esta forma que usando el móvil, pues si lo usasen podría escuchar la conversación o por alguna razón leer los mensajes. Sin embargo, una noche, una persona que paseaba por ahí se tropezó y para no darse de cruces con el suelo se agarró a la papelera que estaba cerrada porque Juan estaba en su casa esa noche y con el peso de su cuerpo logró abrirla. Cuando Álvaro fue a casa de Cristina y vió la papelera abierta, pensando que estaba sola, llamó a su puerta dos veces como hacía siempre. Juan, que estaba en la cama con su esposa, lo escuchó y le dijo a Cristina:

-Cristina, ¿lo estás oyendo?, están llamando a nuestra puerta.

-Ella que sabía que era Álvaro, ideó un plan para salir del apuro.

-Oh no, ¡es el fantasma otra vez!. Corren últimamente los rumores de que hay un fantasma de un vecino que vivía en esta calle que falleció el año pasado y que se dedica a llamar a las puertas de las casas del vecindario. ¡Estos día he estado tan aterrada que investigué una forma de echar al fantasma!

Juan como no era muy listo y era supersticioso acabó por creerse lo del fantasma y le preguntó a Cristina:
-¿Y que hacemos para deshacernos de él?

-Tienes que ayudarme a recitar un conjuro delante de la puerta de nuestra casa.

Los dos fueron a la entrada de la casa. Al otro lado de la puerta estaba aún Álvaro esperando.
Cristina le dijo a Juan que cuando ella se lo indicase que escupiese en el suelo para que el conjuro surgiese efecto.
-¡Fantasma vecino, márchate a tu morada, pues está esta noche conmigo mi esposo Juan y no te permitirá pasar la noche aquí, márchate fantasma! Ahora Juan escupe.

Juan entonces escupió varias veces en el suelo. Álvaro que lo había escuchado todo al otro lado de la puerta, dándose cuenta del plan de Cristina se marchó mientras se aguantaba la risa para que no lo escuchase Juan.

Y ese es el final de la historia. Otra versión que conozco es que ese día mandaron a alguien para arreglar la tapa de la papelera y la dejó abierta, en vez de que alguien se agarrara de la tapa para no caerse. Podéis quedaros con la versión que más os guste, pues sacaréis lo mismo.


1 comentario:

  1. Leída tu versión del cuento del Decamerón, divertida. Muy bien. Hay pequeños errores en signos de puntuación que dificultan en algunos momentos la lectura; pero son pocos.

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